A pesar de una lluvia torrencial que sorprendió a los bailarines y al público en el Corso de Corsos, después de las 22:00, el espíritu de los fraternos no se vio afectado. A pesar de los charcos y el agua que caía sin cesar, continuaron su recorrido con brío y entusiasmo, saltando entre las gotas como si fueran parte del espectáculo.
Los últimos grupos en hacer su paso por el palco fueron las fraternidades de danzas folklóricas, como el tinku, la diablada y la morenada, demostrando una vez más la riqueza y diversidad cultural de Bolivia.
Con más de 100 fraternidades participantes, el gran corso de corsos en Cochabamba cerró el Carnaval con una síntesis deslumbrante de las mejores expresiones culturales del país, demostrando que ni siquiera una tormenta puede detener la celebración y el orgullo de la tradición.