Cochabamba, 4 de septiembre de 2025.- En la Unidad Educativa Eduardo López, ubicada en Champarrancho al sur de Cochabamba, los niños de nivel inicial enfrentan una difícil realidad: pasan sus clases en un área reducida y rodeados de escombros. El colegio fue demolido en diciembre de 2024 para dar paso a una nueva infraestructura que aún no ha sido construida, dejando a cerca de 300 pequeños con limitaciones para sus actividades escolares.
Los estudiantes solo pueden moverse en un espacio restringido dentro del patio; el resto del terreno permanece en obra y peligroso para su uso, protegido provisionalmente con enmallados, rejas y muebles para evitar accidentes. Los alumnos de secundaria deben asistir a clases en aulas prestadas de otra unidad educativa.
La Alcaldía de Cochabamba responsabiliza a la Unidad de Proyectos Especiales (UPRE) del Gobierno nacional por la demora en la autorización y ejecución de la obra que está valuada en 11,5 millones de bolivianos, donde la municipalidad aporta 1,5 millones. Los trámites burocráticos y administrativos con el nivel central, principalmente con la UPRE, han frenado el inicio de la construcción.
Padres de familia y profesores realizaron protestas para exigir que se dé curso a la obra, mientras el Concejo Municipal analiza las modificaciones en el convenio para aprobar el proyecto y permitir la orden de proceder. Autoridades edilicias advierten que la UPRE es el principal “cuello de botella” que impide avanzar y definir quién debe dar la orden de inicio de las obras.
Mientras tanto, los niños continúan sus clases en condiciones adversas, usando espacios limitados y adaptándose como pueden para continuar con su educación.