Madrid, 12 de septiembre de 2025.– En múltiples países del mundo se registra un creciente descontento social contra gobiernos y líderes asociados a políticas liberales de derecha, un fenómeno que exhibe causas comunes como el impacto económico de recortes sociales, autoritarismo, represión, aumento de desigualdades y corrupción.
En Perú, las protestas masivas contra la presidenta Dina Boluarte reflejan el rechazo popular a la represión, la desigualdad y la impunidad luego de que su Congreso archivara denuncias por homicidio durante movilizaciones populares en 2024.
Argentina vivió la derrota electoral del líder liberal Javier Milei ante el rechazo a sus políticas económicas radicales, agravadas por un escándalo de corrupción familiar y el empeoramiento general de la economía.
En Ecuador, las movilizaciones se han centrado en la oposición a medidas de seguridad percibidas como autoritarias, y en la controversia por los indultos anticipados otorgados a policías y militares, generando una profunda crisis social y política.
Francia soporta un alza de protestas y huelgas contra el presidente Emmanuel Macron, con movimientos sociales que denuncian recortes presupuestarios, pérdida de conquistas laborales y un incremento de la pobreza general.
Estados Unidos fue escenario de manifestaciones en más de 1600 localidades en defensa de derechos civiles y contra políticas migratorias restrictivas, así como recortes en programas sociales claves como Medicaid.
En Nepal, protestas juveniles contra la censura y la corrupción reflejan un descontento que trasciende fronteras, con implicancias geopolíticas y la influencia de potencias como China.
Este amplio clima de malestar confirma que la supuesta “muerte de la izquierda” es prematura, pues la crisis política y social provocada por la derecha liberal podría impulsar un fuerte resurgimiento de movimientos de izquierda que respondan a las demandas sociales y reclamos de justicia.